Entre el juego y el vicio

Un lector me escribió sobre una actitud suya que casi lo deja en la ruina: su adicción al juego.
En su caso, era el juego de los caballos, pero luego saltó a los bingos y a otras apuestas. Esta adicción a lo lúdico casi le hace perder su casa y hasta romper los lazos familiares.
Antes que nada, aclaro que el juego también es una necesidad humana y que, como seres creativos, requerimos divertirnos.

La recreación, el juego, nos permite alejar las preocupaciones, el estrés y hasta el cansancio físico y mental. Pero, como todo, lo lúdico también demanda equilibrio. Jugar hace contrapeso a trabajar o dedicarse a otras cosas más serias y si ambos verbos se compensan, entonces tendremos una psiquis sana y un bienestar que irradiaremos también a nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo.

Lo pernicioso llega cuando el juego se convierte en vicio. Ahí es cuando caemos en el trastorno de la ludopatía. En todo caso, cuando un ludópata advierte que tiene problemas, ya es un paso muy importante hacia la corrección de su trastorno.

Así que felicito al amigo que me planteó su inquietud. Luego de aclarado el punto, sí quiero ofrecerle a él y a todos mis amables lectores algunas sugerencias que sustento a partir de mi experiencia con situaciones similares que me han consultado, incluso, hubo un caso en donde llegó el divorcio porque el esposo se dejó atrapar por los videojuegos.

La ludopatía llega cuando el jugador queda atrapado en la ilusión de ser el próximo ganador.
Luego de este primer gran paso para curarse, viene el segundo hacia el apoyo psicológico, familiar, social e institucional que, paso a paso, labre el camino del paciente para controlar la incontenible ansiedad de jugar. Converse con su familia sobre el problema, traten de buscar juntos las maneras de distraerse y de tener espacios emocionales de calidad.

Pero también busque ocupar su mente en pensamientos positivos y participar activamente en grupos de autoayuda o en bailoterapia, salsa casino o ir al gimnasio.
Si logra dar todos estos pasos, de seguro que irán regresando los valores perdidos, incluyendo la familia y los amigos. Eso sí, tiene que ser fuerte, porque lo lúdico es un impulso muy poderoso en el ser humano.

El juego aquí es mantener el equilibrio…

Hasta la próxima semana.

Voluntaria de un refugio canino
Estimado Hermes, gracias por atendernos cada semana. Te escribo porque soñé que era una voluntaria en un refugio canino, y que todos los perros venían mansamente hacia mí, pero había uno muy bravo y peligroso que se impuso a todos.
¿Qué significa esto?
Qué bueno que soñaste con perro, porque eso quiere decir que cultivas los valores de la amistad, la lealtad y la protección al amigo. Y si estás en un refugio canino, significa que tú eres una persona muy solidaria.

Los perros, animales tan nobles como maravillosos, necesitan que los miremos con cariño y respeto, sobre todo los callejeros, que sufren un mundo en la calle. El detalle del perro bravo, es que le estás negando la amistad y fidelidad a alguien. Pregúntate quién es y, si crees que vale la pena, demuéstrale cuán leal puedes ser.